Del monasterio solo ha llegado a nuestros días su iglesia, la conocida joya de la arquitectura mozárabe.
Ambas piezas fueron realizadas a mediados del siglo XII por encargo del abad Pelayo (abad Pelayo Fernández), en un periodo en el que el desaparecido monasterio gozó de gran esplendor.
En medio del brazo se sitúa un motivo ornamental redondeado con formas vegetales y, destacando sobre él, las figuras del Tetramorfos en representación de los símbolos de los cuatro evangelistas.En su base, con forma cónica está grabada la siguiente frase:
Mide 13,3 cm de diámetro, forma circular y casi plana.
Esta inscripción y sus traducciones han sido motivo de arduos debates entre expertos.