Veinte años más tarde sus restos fueron trasladados al cementerio de Galilea, donde reposan.
fue destinado a Burgos en 1931 y, ahí, se hará cargo del Círculo Católico de Obreros de Burgos, tomando el relevo del Padre José María Otegui y el Padre Ignacio Cantarell.
Cumple su función en una época social turbulenta en España en la que se proclama la República y el correspondiente ataque a la Iglesia y la Religión Católica, lo cual desembocó en la disolución de la Compañía de Jesús, viéndose obligado a salir de España.
En el año 1935 el Círculo Católico de Obreros de Logroño se propuso renovar sus actividades en favor de las clases trabajadoras, razón por la que su presidente don Santos Martínez suplicó al obispo que nombrase consiliario al Padre Marín, que acababa de regresar de Bélgica donde había asistido a varias semanas y congresos sociales especialmente a las grandes asambleas de las Juventudes Obreras Católicas.
A partir de ese momento su actividad en pro de la juventud riojana ya no conoció límites, surgiendo, paulatinamente, tras soslayar tremendos problemas, excepcionales instituciones como el Patronato de Escuelas Católicas "San Bernabé", el Patronato del Divino Maestro para niñas, en unión del obispo don Francisco Blanco Nájera; El colegio de nueva construcción "San Bernabé", de la calle Rodríguez Paterna de Logroño; las escuelas del suburbio Cavo Noval y Nido, y, finalmente, las Escuelas Profesionales del Sagrado Corazón.