[1][2] El mito empezó a ganar popularidad en el siglo XX cuando antropólogos empezaron a llegar a tener contacto con los indígenas que habitan en la Selva Misquita del departamento de Gracias a Dios de Honduras, debido a los estudios sobre las costumbres de los locales se dio a entender que estas personas mantenían la creencia en un extraño ser semi humanoide que por las descripciones físicas de este dadas a los expertos la criatura encajaba en el mito del cíclope.
Una de las historias publicadas en ese libro se remonta a mediados del siglo XIX y en ella se narra lo que le sucedió a un hombre indígena llamado Julián Velásquez quién no quiso ser bautizado.
Al llegar a la Costa norte encontró a una tribu de antropófagos de gran tamaño y éstos poseían un solo ojo.
Según las descripciones el supuesto cíclope es un ser grotesco, de muy mal temperamento, y con mucha fuerza, mata a sus víctimas degollándolas con unas herramientas similares a un cuchillo.
Se dice que Julián Velásquez logró escapar de los cíclopes, no se sabe como logró hacerlo pero jamás se supo más de él ni de la tribu que lo había hecho prisionero ese día.