Algunos tanques que operaban como apoyo a la Infantería fueron armados con cañones que disparaban proyectiles de alto poder explosivo, como por ejemplo los primeros modelos del tanque Churchill y las versiones CS (acrónimo de "Close Support", apoyo cercano en inglés) del Matilda II.
El War Office tomó la decisión de equipar a los tanques británicos con cañones que pudiesen disparar proyectiles de alto poder explosivo contra blancos sin blindaje como soldados y, principalmente, cañones antitanque.
Sin embargo, el cañón resultó demasiado grande para ser instalado en el tanque que se había elegido.
[1] En lugar de instalar en masa el cañón estadounidense en tanques británicos modificados, la Royal Ordnance modificó sus cañones QF de 6 libras al recalibrarles la caña y adaptándoles la recámara y el cierre para disparar el proyectil estadounidense.
La munición era "fija", es decir, el proyectil estaba engarzado a la vaina que contenía la carga propulsora.
El QF 75 mm fue principalmente empleado a bordo de los tanques Churchill y Cromwell.