La caña era el tubo, abierto por los dos extremos, que servía para dar dirección al proyectil, en las bombardas y demás piezas de artillería primitivas.
En ella se enchufaba la recámara o servidor, que contenía la carga de pólvora.
Comprendía desde el principio del tercer cuerpo (del segundo en los obuses) hasta el arranque del brocal, o hasta la misma boca.
En los antiguos morteros lisos comprendía la parte cilíndrica que se extendía por delante del asa.
En los cañones de la Edad Moderna no se distingue a menudo la caña de un modo tan marcado como en los antiguos, pero se acostumbra a llamar así la posición, de forma generalmente troncocónica, que arranca de las proximidades del eje de muñones.