Cacería de subsistencia

En cuanto a México, las comunidades rurales han extraído fauna silvestre durante siglos.

[4]​ Este recurso sigue teniendo importancia para la dieta en las comunidades rurales de América tropical, sobre todo las que cuentan aún con áreas cubiertas por vegetación madura que sirve de hábitat a diversas especies.

[2]​ La etnobiología permite analizar la cacería de subsistencia como una práctica sociocultural y facilita el comprender cómo se integra el conocimiento y la práctica, además de tomar en cuenta a los elementos sobrenaturales que también conforman el territorio.

[9]​ En los bosques tropicales, las especies cazadas abarcan una amplia gama de tamaños, desde insectos hasta elefantes.

), tapires (Tapirus bairdii), tepezcuintles (Cuniculus paca) y armadillos (Dasypus novemcinctus) entre los mamíferos; pavos (Meleagris spp.

Entre estas especies destacan los grandes felinos como el jaguar (Panthera onca), el puma (Puma concolor) y el ocelote (Leopardus pardalis), especies medianas de mamíferos como el coatí (Nasua narica), el mapache (Procyon lotor), así como águilas y halcones entre las aves, y cocodrilos (Crocodylus spp.)

[11]​ La cacería de subsistencia forma parte del manejo integrado que los mayas han realizado en las selvas que habitan y el manejo de fauna silvestre se manifiesta en sus creencias y tradiciones.

Los Mayas creen que todos los elementos de la selva, incluidos los animales, tienen un dueño por lo que para derribar un árbol o matar un animal necesitan pedir permiso al dueño de ese árbol o ese animal, para que los proteja del peligro y les de suerte para matar a la presa adecuada.

Esto reconoce tácitamente el derecho a cazar a los que sí dañan los cultivos y la ganadería: tejones, pecarí de collar, venados, tepezcuintle y guaqueque, principalmente.

[13]​ Es importante mencionar que los programas de manejo exitosos son aquellos que involucran y empoderan a los usuarios locales para tomar decisiones e identificar necesidades de asistencia técnica para la gestión.