En 1979 se instaló como «croto» (linyera) en las calles de la ciudad y comenzó a hacerse llamar "Cachilo".
Al poco tiempo comenzó a escribir versos en la forma de grafitos.
Cachilo caminaba con bolsas y latas atadas con piolines, nunca se bañaba, por lo que emitía mucho mal olor, y era muy malhumorado, ya que supuestamente se negaba a dialogar con nadie (excepto unos pocos); los vecinos del barrio donde vivía no lo querían.
Así fue como eventualmente Cachilo se terminó convirtiendo en un ícono del centro de la ciudad.
[1] El Concejo dispensó en cambio la condecoración «Artista distinguido posmórtem».