La tripulación estaba convencida de que era un animal no identificado (Bord, 1990), pero a pesar del gran potencial biológico del descubrimiento, el capitán Akira Tanaka decidió tirar el cadáver para que no estropeara el resto de la pesca.
Sin embargo, antes de eso, se hicieron algunas fotos de la criatura, la apodaron "Nessie" y tomaron muestras del esqueleto, piel y aletas para que expertos en Japón hicieran análisis.
Recordó otros descubrimientos de criaturas marinas similares que se parecían a un plesiosaurio pero que en una inspección más exhaustiva resultaban ser tiburones inusualmente grandes en descomposición.
El patrón de descomposición de un tiburón peregrino, cuya columna y cabeza están relativamente muy calcificados para un pez cartilaginoso, puede producir una forma similar a un plesiosaurio; las primeras partes que se desprenden en la descomposición son la mandíbula inferior, la zona de las branquias y las aletas dorsales y caudales.
Los investigadores en Japón cayeron en la misma trampa sencilla en la que acabaron los naturalistas escoceses en el siglo XIX."