Calle de la Almudena

[2]​[6]​ Debió ser en su origen un estrecho callejón que rodeaba la antigua mezquita mayor de «Mayrit»,[7]​ que luego ocupó la iglesia de Santa María de la Almudena, y que haciendo un codo a la izquierda desde la que más tarde sería la calle Mayor, llevaba a la plazuela de la Almudena, que a su vez comunicaría andando los siglos con la plaza de la Armería, del Alcázar de Madrid y más tarde con el Palacio Real.

Callejón angosto pero muy transitado por ser el atajo natural entre la sede de la corte hacia la calle Mayor, que con el tiempo llegaría hasta la plaza del Arrabal, y desde allí a los caminos que salían de Madrid en dirección a las ciudades más cercanas, Alcalá de Henares y Toledo.

Peñasco y Cambronero documentaron antecedentes de construcciones particulares desde 1755, si bien en la vecina plazuela de Santa María tuvieron casa en 1619 familias madrileñas como las de Diego Herrera, Alonso del Valle y Francisco Alfaro.

El espacio del callejón que se redujo en un principio por sus dos extremos, volvió a ampliarse tras la apertura de la zona ajardinada al comienzo de la calle Bailén, en el desnivel hacia la calle del Factor, y dejó el título de ‘callejón’ para recuperar el de ‘calle’.

Tuvieron casas aledañas las familias de los Cuevas, los Pachecos y los Abrantes (cuyo palacio fue luego embajada de Italia y después Instituto Italiano de Cultura), nobles y rancias familias que Mesonero Romanos menciona junto a Ruy Gómez de Silva, duque de Pastrana, como vecinos del lugar.

Paseante de bronce contemplando eternamente los cimientos de la iglesia de Santa María en el recinto arqueológico del pasaje de la Almudena. [ 8 ]