El Salvador es altamente vulnerable a los efectos climáticos siendo un país con la extensión territorial más limitada en Centroamérica.
En años recientes ha aumentado el número y la intensidad de los desastres naturales, que generan altas repercusiones sobre la economía del país.
[2] Aunque en El Salvador se produce una cantidad mínima de gases invernadero en comparación con los grandes países industrializados, no obstante debido a su ubicación geográfica y débil e insuficiente desarrollo es afectado duramente por los efectos del cambio climático.
Si no se toman medidas inmediatas, el PIB de El Salvador podría caer hasta en un 7% para 2030.
[16] Los récords históricos de lluvias en el país en duración y extensión territorial, como la baja presión 96E asociada al Huracán Ida en el 2009, la depresión tropical 12E del año 2012 y la Tormenta Agatha, causaron impactos severos en la región, seguidos por el periodo de sequía más severo registrado el 2015.