Campo de concentración de Higuera de Calatrava

Se instaló nada más terminar la contienda, y permaneció abierto hasta junio o julio de 1939.

[2]​ Hernández de Miguel recoge en su libro Los Campos de Concentración de Franco distintos testimonios que apuntan a que perecieron un número indeterminado de internos debido al hacinamiento y las enfermedades y que dichas muertes eran ocultadas, no habiendo constancia documental de ningún fallecimiento: cuando se avisaba a los guardianes del hallazgo del cadáver de un compañero, respondían «aquí no se ha muerto nadie», y acto seguido recogían el cuerpo y se lo llevaban a un lugar desconocido, silenciando el hecho.

Según esos mismos testimonios, los allí detenidos llegaron a estar hasta veintiún días sin recibir alimento, teniendo que sobrevivir a base de raíces, hierba y los restos de comida adheridos a las calderas donde cocinaban los soldados que custodiaban el recinto.

[3]​ También relatan que tenían lugar asesinatos, mayoritariamente de oficiales del Ejército republicano, que estaban confinados aparte; por las noches los ejecutaban en una colina cercana con ametralladoras y fusiles.

[5]​ El campo estuvo funcionando entre abril y junio o julio de 1939.