[3] Los testimonios epigráficos y literarios no aclaran algunas de sus características.
Además, cuando eran canéforas se les otorgaba un distintivo formado por un collar de higos secos.
[1][8] Por otra parte, en época histórica, se contaba que la hija de Pisístrato había sido besada en público y luego raptada mientras hacía de canéfora.
[10] Las canéforas aparecen representadas en pinturas realizadas sobre recipientes de cerámica y también en esculturas.
En el arte de la época arcaica eran reconocidas principalmente por la canasta que llevaban sobre la cabeza, pero a partir del siglo V a. C. se las reconoce también por vestir con un característico manto festivo largo que colgaba sobre sus hombros.