Sola, su madre se tuvo que hacer cargo de él y sus cinco hermanos.
Más tarde comenzó a trabajar como enviado especial y cubrió, entre otros eventos, distintas copas mundiales de fútbol, nueve Juegos Olímpicos y varios Giros de Italia.
Durante su etapa como director, La Gazzetta dello Sport se afianzó como un importante diario italiano y comenzó a publicar el semanario SportWeek.
Cuando dejó la dirección del periódico, publicó dos novelas que tratan sobre las cárceles italianas y sobre los discapacitados.
En 1996 fue galardonado con la Orden Olímpica, y dos años después recibió el Premio Ischia de Periodismo.