La capacitancia evolutiva se refiere a la capacidad de un sistema biológico para acumular y, posteriormente, liberar variabilidad genética, un proceso análogo a la forma en que los condensadores eléctricos almacenan y liberan carga eléctrica.
Sin embargo, cuando el sistema se enfrenta a una perturbación, como el estrés ambiental, esta robustez puede romperse.
La variación genética oculta se "libera", manifestándose en forma de diferencias fenotípicas y quedando expuesta a la selección natural.
Un capacitor evolutivo es un mecanismo molecular que actúa como un "interruptor", alternando la variación genética entre estados ocultos (crípticos) y expuestos.
[1] Si una parte de esta variación recientemente expuesta resulta ser adaptativa, se fija en la población mediante asimilación genética.
Posteriormente, el resto de la variación, que en su mayoría se presume perjudicial, puede volver a un estado oculto.
Esta variación genética críptica puede conferir resistencia si la población se expone posteriormente a la cefotaxima.
Cuando las chaperonas se ven sobrepasadas en situaciones de estrés ambiental, esto puede "activar" variaciones genéticas previamente ocultas.
Modelos matemáticos sugieren que [PSI+] podría haber evolucionado como un capacitor evolutivo para promover la evolvibilidad.
El sexo facultativo, en forma de autofecundación, puede actuar como un capacitor evolutivo en una población predominantemente asexual al crear homocigotos.