La capilla maneja un lenguaje sencillo, refleja una concepción arquitectónica tradicional que ha permanecido en la memoria colectiva durante más de un siglo; igualmente, forma parte del paisaje urbano existente, un hito fácilmente identificable y además, continúa cumpliendo su tarea en la vida de los feligreses.
Estos pilares soportan soleras colocadas longitudinalmente y sirven de apoyos intermedios al techo de dos aguas que cubre todo el recinto de la capilla, exceptuando la parte del retablo central del presbiterio, la cual tiene su cubierta un poco más alta formando una linterna o lumbrera que lo ilumina especialmente.
En la parte delantera del recinto de la capilla sobre la entrada central, se encuentra el coro alto, el cual tiene una pasarela que lo comunica con un antiguo acceso el muro derecho que da con la construcción contigua.
La fachada principal está dividida por de tres cuerpos verticales delimitados por pilastras en ladrillo a la vista.
En la parte inferior están los accesos, enmarcados en arcos de medio punto con ladrillo a la vista que proyectan cada una de las naves, enfatizándose el acceso central siendo más grande que las laterales, lo cual evidencia su jerarquía.
Los tres cuerpos rematan en espadañas, siendo el central más alto, el cual contiene el reloj y está formada por una serie de arcos que albergan las campanas, y que finalmente terminan en una esbelta cruz metálica, los cuerpos lateras rematan en espadañas en forma de triángulo equilátero.