Captopril

La indometacina puede disminuir el efecto antihipertensivo del CAPTOPRIL sobre todo en pacientes con renina baja.

Mujeres en edad de tener hijos: Este medicamento por lo general no se toma durante el embarazo porque puede causar daño al bebé.

La mayor parte del fármaco se elimina con la orina 40 a 50% como captropil y disulfuro de captropil-cisteína.

El captopril es eficaz solo o en combinación con otros agentes antihipertensivos, especialmente con los diuréticos tiazídicos.

La dosis de captopril para tratar la hipertensión generalmente no debe exceder los 150 mg al día.

En este régimen la asociación de un diurético más potente (por ejemplo, furosemida) puede también estar indicada.

El tratamiento debe iniciarse precozmente, a partir del 3.er día postinfarto de miocardio.

Los intentos sucesivos por alcanzar la dosis óptima de 150 mg deberán basarse en la tolerancia del paciente al captopril.

El captopril puede ser administrado a pacientes en tratamiento con otras terapias postinfarto de miocardio, como trombolíticos, salicilatos o betabloqueantes.

El captopril está indicado en el tratamiento de la nefropatía diabética en pacientes insulinodependientes, ya sean normotensos o hipertensos.

Estos pacientes pueden responder a dosis inferiores o intervalos más prolongados (menos frecuentes) de captopril.

Si se precisara tratamiento diurético concomitante, por ejemplo, furosemida son preferibles a las tiazidas en pacientes con deterioro renal grave.

El captopril está contraindicado en pacientes con hipersensibilidad a este medicamento o a cualquier inhibidor de la enzima conversora de la angiotensina (ECA) (por ejemplo, pacientes que hayan presentado angioedema durante la terapia con cualquier ECA).

Se han observado casos de angioedema en pacientes tratados con ECA, incluyendo captopril.

Si el angioedema afecta a la lengua, glotis o laringe, puede producir obstrucción de las vías aéreas y ser fatal.

Aproximadamente, un 13% de las neutropenias fueron fatales, pero casi todos los casos se produjeron en pacientes con enfermedades graves, con enfermedades vasculares del colágeno, insuficiencia renal, insuficiencia cardíaca o terapia inmunosupresora, o una combinación de estos factores.

La evaluación del paciente hipertenso o con insuficiencia cardíaca debe incluir siempre la valoración de la función renal.

El captopril debe utilizarse tras valorar la relación beneficio/riesgo y con precaución, en pacientes con enfermedad vascular del colágeno o que están expuestos a otros fármacos que puedan afectar la serie blanca o la respuesta inmune, y específicamente cuando existe alteración de la función renal.

Los parámetros de función renal como el nitrógeno ureico y la creatinina raramente se alteran en los pacientes con proteinuria.

En un estudio multicéntrico, doble ciego y controlado con placebo, que incluyó 207 pacientes con nefropatía diabética y proteinuria (> 500 mg al día) se logró una reducción importante en la proteinuria por el tratamiento con captopril a dosis de 75 mg al día durante un tiempo promedio de tres años.

Alternativamente, puede darse la primera dosis bajo supervisión médica que debe mantenerse al menos durante una hora tras la toma.

La hipotensión transitoria no contraindica la administración de dosis posteriores una vez que haya aumentado la presión arterial.

La magnitud de este descenso tensional es máxima al inicio del tratamiento y se estabiliza en una o dos semanas, volviendo generalmente la presión arterial a sus valores iniciales en dos meses, sin que se reduzca la eficacia terapéutica.

En pacientes con hipertensión arterial tratada con captopril, en especial los pacientes que padecen estenosis severa de la arteria renal, se han producido incrementos del nitrógeno ureico y la creatinina sérica tras reducirse la presión arterial con captopril.

Si aparece hipotensión y se considera producida por este mecanismo, podría corregirse mediante expansores del volumen plasmático.

Se utilizará bajo estricto control médico y exclusivamente en los casos en que los beneficios potenciales justifiquen posibles riesgos.

Como con los demás ECAs, se ha descrito un síndrome que incluye fiebre, mialgia, artralgia, nefritis intersticial, vasculitis, erupciones u otras manifestaciones dermatológicas, eosinofilia y elevación de la VSG.

Los síntomas de sobredosis incluyen hipotensión severa, shock, estupor, bradicardia, alteraciones electrolíticas y fallo renal.