Ambos trabajaban dando clases particulares de informática a niños en su casa.
Tras numerosas sospechas, los alumnos de Arnold Friedman son interrogados por la policía y todos declaran haber sufrido abusos sexuales por parte de los acusados y haber participado en múltiples juegos sexuales durante las clases.
Siguiendo las recomendaciones de su abogado, Arnold y Jesse Friedman se declaran culpables frente a la Justicia.
Estas grabaciones son la base documental de la película, que se complementan con imágenes de archivo del caso que se emitieron por televisión en aquella época.
Enseña a creer en la presunción de inocencia, en el gran poder que pueden ejercer los medios y la sociedad en el ámbito personal.
Este documental de bajo presupuesto tuvo un gran éxito en numerosos festivales.