En 1920, con apenas siete años de edad, se trasladó con sus padres a la Argentina, radicándose en Tucumán, donde cursó sus estudios escolares.
Asimismo, fue crítico de arte, habiendo sido publicado sus artículos en los diarios El Comercio, La Prensa, La Crónica y la revista Caretas.
Ha ensayado también la escenografía y la dirección de escena en las presentaciones del grupo Nuevo Teatro.
[2] Presentó muestras de sus obras en Nueva York, Washington D. C., París y Tel-Aviv.
[3] Carlos Aitor Castillo consideraba que el artista debe saber conciliar lo universal con lo nacional para alcanzar realizaciones trascendentales.