Carlos Casaravilla

[1]​ Su carrera cinematográfica se desarrolló entre 1934 y 1978, casi siempre en papeles secundarios.

Debutó con el filme Viva la vida, de José María Castellví.

Firmó algunas de sus mejores interpretaciones de la mano del director Juan Antonio Bardem, en películas como Cómicos (1954), Muerte de un ciclista (1955) o Sonatas (1959).

A cuenta de su papel en Muerte de un ciclista, el escritor y crítico Eduardo Haro Tecglen reconoció que era un actor "espectacular", y observó: También apareció en numerosas producciones extranjeras, entre las que destacan Orgullo y pasión (1957) de Stanley Kramer, El tigre se perfuma con dinamita (1965) de Claude Chabrol o El regreso de los siete magníficos (1967), de Burt Kennedy.

[3]​ En teatro, participó junto a Marujita Díaz en la obra "Yo soy casado, señorita" 1948