Carlos Dadant

Una vez la inundación producida por una tromba hizo perecer su colonia; otra vez un vecino, a cuya mujer e hijo habían picado las abejas, derribó sus colmenas un día en que nevaba.

Su antigua pasión le impelía a ello y tenía fe en los resultados que daría la cría razonable de las abejas; pero le faltaba madera para alojar sus colonias conforme a los nuevos métodos.

Buen golpe de vista tuvo al escoger la apicultura, porque esta industria dio en sus manos magníficos resultados.

Así, por ejemplo, habiéndose convencido de la superioridad de las abejas italianas sobre la raza común importada por los primeros colonizadores norteamericanos, Dadant hizo en 1872 un viaje a Italia para adquirir reinas, y fracasó en un principio por completo.

Sus métodos y la colmena que recomendaba se han adoptado en muchos países.