Por su intercesión, seis de los ocho dignatarios bancarios eligieron a Goya como retratista.
Las pinturas estaban destinadas a decorar la sala principal de reuniones; el retrato del rey probablemente ocupaba una posición central, con las imágenes de los banqueros colgando a su alrededor.
[3] Goya fue presentado por primera vez a Carlos III en 1779, cuando el monarca visitó su taller de Madrid.
[2] El rey aparece de cuerpo entero y a tamaño natural, en una sala con piso de gres y la pared del fondo cubierta por una tela decorativa gris.
[2] La tela presenta un patrón delicado con un motivo de grifos alados, difuminado por una fuerte luminosidad.
Algunos historiadores señalan una cierta torpeza de la figura del rey, quizás provocada por el hecho de que, ya acostumbrado a trabajar con la burguesía y la aristocracia, Goya retrataba por primera vez al monarca.
Las pinturas, depositadas en una sala poco utilizada de la antigua sede del banco en la calle Atocha (ahora Departamento de Deuda Pública), fueron encontradas finalmente por su presidente, Francisco Belda.