Si bien ya no ejercía una tarea activa, continuaba siendo presidente honorario del organismo.
En el ámbito internacional, representó a la Iglesia Metodista en numerosas consultas, conferencias y asambleas ecuménicas.
Esta visión es: amar a las personas, comprenderlas, animarlas a vivir una vida digna y una profunda fe en que Dios es el Señor de la vida y de la Historia.
Carlos T. Gattinoni fue obispo de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina (IEMA) desde 1969 hasta 1977.
Carlos estaba claramente comprometido con la paz y en el Movimiento de la No Violencia.
Carlos nunca dejó de entrevistarse con alguien por temor a una represalia posterior.
Fue a fines de 1975 cuando Carlos, junto con otras personalidades religiosas y seculares, fundan la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos.
Todavía el golpe de la Dictadura militar no había mostrado toda su virulencia.
[cita requerida] Tan esa así, que Carlos fue varias veces a Olivos para hablar con Raúl Alfonsín, sin hacer prensa con ello.
[cita requerida] Alguna vez le pregunté a Carlos si yo, como pastor, podía ser político.
[cita requerida] Antes de llegar a este proceso judicial, decidió establecer la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), dependiente del Ministerio del Interior que a la sazón conducía Antonio Troccoli.
Los organismos de Derechos Humanos miraban con mala cara esta decisión pues entendían que el trabajo de investigación lo debía realizar una Comisión Bicameral (Senadores y Diputados) para darle la legalidad requerida.
La CONADEP era una comisión conformada por notables, presidida por el escritor Ernesto Sabato a la cual fueron invitados representantes de ambas cámaras, pero solo participaron dos diputados.
Yo entendí lo planteado, y en mi astucia o inocencia política, decidí llamarlo por teléfono.
La conversación telefónica fue corta, pastoral, coherente, sincera y más o menos así: “Carlos, mirá, la gente de los organismos está planteando que esto de la CONADEP es una movida política, tendiente a dejar de lado la propuesta de una Bicameral que investigue y que quizás sería mejor que no aceptes formar parte en esta oportunidad…..” “Mirá”, me contestó, “como tu sabes he recibido mucha gente en mi oficina angustiada buscando a sus hijos o nietos y siempre le he pedido a Dios que nos muestre el camino que ayude a salir de este dolor a tanta gente.
Tuvieron presiones por todos lados, “descendieron a los infiernos”, como bien supo decir su presidente Ernesto Sabato.
Dentro de los notables había personas que no se animaron a hacer ese itinerario.