Carmen Naranjo

[5]​ Cuando Carmen contaba con tres años, el negocio fracasó y la familia, incluyendo a sus tres hermanos Manuel, Mario, y Alfonso, se trasladó de Cartago a San José.

Debido a su dolencia, comenzó a ser educada en casa privada y así inició su afición por la literatura, incluyendo las obras de Platón y Aristóteles, lo cual influyó en su subsiguiente elección de carrera.

[5]​ A lo largo de su educación temprana, Naranjo se había convertido en una ávida lectora.

Se ha dicho que debido a la experiencia de crecer con tres hermanos, Carmen "Naranjo era rebelde y aspiraba a ser médica";[7]​ sin embargo, dados los costos financieros de la escuela de medicina, Naranjo decidió estudiar artes liberales y se graduó con una licenciatura en filología española en 1953.

Sus novelas y cuentos han tenido mucho éxito, como su primera novela Los perros no ladraron (1966); sin embargo, Naranjo es también conocida por su poesía, como La canción de la ternura (1964) y Hacia tu isla (1966).

[6]​ Después del regreso de Naranjo a Costa Rica en 1964, habiendo trabajado para las Naciones Unidas en Venezuela, su carrera literaria comenzó a despegar: se inscribió en el taller de un escritor, dirigida por Lilia Ramos (ensayista costarricense), comenzó a leer obras de autores latinoamericanos como Carlos Fuentes, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges y Octavio Paz, y publicó sus primeros volúmenes de poesía, Hacia tu isla (1966) y Misa a oscuras (1964).

[10]​ La vida literaria de Carmen Naranjo ha sido descrita como "estrechamente vinculada" con su vida como funcionaria pública costarricense en tanto que su participación en ambos campos refleja sus propias opiniones y preocupaciones como individuo, especialmente las relativas a las clases medias y bajas costarricenses.

Según Patricia Rubio, "Naranjo fue la primera mujer de Costa Rica para ocupar puestos administrativos importantes tanto en organizaciones nacionales e internacionales.

[9]​ Su libro no se publicó hasta 1964, casi una década después de que ella lo escribió.

[7]​ En ese mismo año, regresó a Costa Rica y al trabajo para el sector público, por primera vez para el Costa Rica Electric Company, y más tarde "como asistente del gerente de La Caja, donde eventualmente se convirtió en secretario general".

En general, hasta sus trabajos más técnicos se han descrito para "centrarse en las cuestiones de la interacción humana y la preocupación.

"[18]​ Por toda la variedad entre los distintos textos que ha escrito, y su "deseo de diversida técnica" (122), la crítica Alicia Miranda Hevia ha observado ciertos puntos que tienen en común, entre ellos, primero, "una visión moralista [...] una actitud crítica, moralizadora" (126, 127), y, segundo, un enfoque en el entorno urbano: "el escenario universadl de Naranjo es la ciudad.

Se disfruta con las ocurrencias surgidas en una reunión de viejitas muertas, a donde una de ellas se presenta con "la cabeza en la mano como si fuera un trofeo"; se asiste, además, a la infinidad de cosas que ocurren porque "en los ojos de los otros hay siempre un velo, por eso no se sabe a ciencia cierta que están viendo o dejando de ver", para continuar jugando en otros cuentos y, mediante el lenguaje, mostrarnos que la belleza y el esplendor, como las flores, duran muy poco, casi muy poquito; o para recordarnos que la conciencia es la única capaz de diluciar entre el bien y el mal, entre el amor y el odio.

"[27]​ Carmen Naranjo ha recibido numerosos premios: Para una bibliografía más detallada, véase Acuña, 1990.