La espectacularidad de su fachada principal, es lo que le ha valido a este edificio su consideración como joya del manierismo.
Se trata de una planta cuadrangular, con las dependencias organizadas en torno a un patio central.
Del conjunto de la fachada sobresale la portada: puerta adintelada, flanqueada por dos columnas dóricas trabadas y adosadas.
Sobre éste descansa un frontispicio partido por un gran tondo circular que acoge el escudo imperial de los Austrias.
En los vértices aparecen recostadas las figuras de la Justicia y la Misericordia.