Antes de su creación, los enfermos mentales eran maltratados en diversos centros, hospitales o cárceles, dependiendo del mal que sufrían.
Allí se les aplicaban distintas prácticas para tranquilizarlos, como golpes con palos, duchas frías o sangrías.
Con la llegada del Dr. Carlos Sazié, aumentaron los conflictos con la administración, ya que con la experiencia adquirida en su estadía en Europa, había aprendido técnicas y tratamientos para aplicarlos, pero la administración no aceptaba sus ideas por problemas de presupuesto.
Esta Situación produjo un gran cambio en la institución, ya que comenzó a cambiar la imagen desde un asilo o reclusorio para locos, a un hospital de locos, donde se podía realizar el tratamiento de estas personas.
El objetivo del recinto, más que lograr una asistencia adecuada para la curación del mal, fue, como antes, el de excluir a estos individuos, dadas la molestias y el peligro que representaban para el orden social.