[1] Se hallaba situada en la calle de Elisabets.
Habiendo pasado sucesivamente por diferentes vicisitudes, finalmente quedó reducida a asilo de niñas y muchachas pobres.
Una comunidad de religiosas terciarias cuidaba de la asistencia, educación y enseñanza de las infelices, en varios ejercicios como hilar cáñamo, lana o algodón, hacer calceta, bordar y coser así como leer, escribir y contar.
Tenían una iglesia que da a la calle y una capilla interior bastante capaz, en donde se reunían para oír misa y rezar.
El refectorio, las salas de labor, los dormitorios, la enfermería y demás dependencias de la casa eran piezas muy grandes, ventiladas, de buenas luces y se conservaban con la mayor limpieza y aseo.