Caserío Larrañaga

El resultado es un caserío absolutamente singular, único no solo en Guipúzcoa, sino también en el País, pues se haya totalmente construido en piedra con una alta calidad de ejecución, más propia de un palacio que de un modesto caserío.

En la planta baja se conforman 4 espacios: en los recintos delanteros central e izquierdo se configura un soportal que permite el acceso al resto de los espacios; los tres recintos restantes del lateral izquierdo están destinados a la cocina; el recinto delantero derecho resultaba estar destinado a la guarda de aperos de labranza; mientras que el espacio formado por los recintos segundo a cuarto del cuerpo central y lateral derecho se destinaban a cuadra.

En planta superior la organización es axial de adelante hacia atrás conformando un gran pasillo central cubierto por una bóveda de cañón que se va reduciendo en el fondo del recinto trasero, este espacio sirve para distribuir a diversas habitaciones dispuestas una en cada uno de los 4 recintos de cada lateral.

El aspecto del edificio es de solidez y racionalidad por cuanto que los huecos están bien distribuidos en ejes y tienen unas dimensiones razonables.

La relación muro-vano claramente favorable al primero, tan solo cuenta con una excepción, como es el hueco de acceso constituido por un gran arco carpanel peraltado que se sitúa en el eje de la composición.