También se la relacionaba con el mundo del cine y del espectáculo, con los estudios de Cinecittà, donde había hecho algunas intervenciones breves en películas como La cárcel o Ergastolo, de 1952.
El cadáver mantenía la cabeza sumergida en el agua, mientras la espalda y las extremidades reposaban en la arena.
El médico forense añadió en su informe el hecho de que la mujer estaba menstruando.
Mientras la policía daba credibilidad a la hipótesis del accidente, los periódicos se mostraron escépticos.
Esta hipótesis fue compartida por prestigiosos periódicos nacionales como Corriere della Sera y Paese Sera, y por pequeñas revistas del corazón como Attualità, aunque el verdadero protagonista de la información fue el reportero de Il Messaggero Fabrizio Menghini, que había seguido el caso desde el principio.
La idea, sin embargo, fue compartida por casi todos los periódicos locales y nacionales.
La identificación con Piero Piccioni era un hecho conocido por todos los periodistas, pero nadie había revelado la identidad al público en general.
Piero Piccioni demandó al periodista y el editor de la Vie Nuove, Fidia Gambetti por difamación.