El Morro do Vintém tenía un terreno difícil y la policía no pudo llegar a los cuerpos hasta el día siguiente.
[4] Cuando un pequeño equipo de policías y bomberos acudieron a la zona, hallaron una escena inusual: los dos cadáveres descansaban uno al lado del otro, parcialmente cubiertos por la hierba.
Junto a ellos, la policía encontró una botella de agua vacía y un paquete que contenía dos toallas mojadas.
Al ser entrevistada, la camarera del bar describió a Miguel como "muy nervioso" y notó que consultaba su reloj con frecuencia.
Este relato está corroborado por la entrada del diario esotérico que fue hallado en la escena del crimen y por los materiales para hacer máscaras y la colección de literatura sobre espíritus que se encontró en las casas de los dos hombres.