Se encuentra 10 kilómetros al oeste de Santa Ana, en un pequeño valle rodeado por cerros de 4 mil metros de altura.
[2] El pueblo era inaccesible con vehículos hasta 2008, año en que se construyó la Ruta Provincial 73 que la vincula con Santa Ana.
Entre las costumbres del lugar resalta el color de la vestimenta usada por las mujeres que varía según su edad y estado civil.
[3] Se trata de una comunidad que mantiene tradiciones ancestrales desde la cultura (con tejidos típicos realizados por mujeres), desde la gastronomía (con alimentos andinos fruto de técnicas de cultivo milenarias) y desde sus viviendas (con construcciones a base de piedra y adobe).
[4][5] Por su compromiso con la promoción y la conservación del patrimonio cultural y por su desarrollo turístico sustentable, este rincón del norte argentino fue seleccionado como uno de los 10 pueblos rurales más hermosos y sostenibles del mundo según la Organización Mundial del Turismo en 2021.