La villa de Letux fue reconquistada por Alfonso I el Batallador en 1118.
La fachada principal, de ladrillo, posee una portada adintelada y sobre el que tiene un emblema heráldico.
En el segundo piso se desarrollan una serie de vanos guarnecidos con rejas o balcones.
El edificio se dispone en torno a un patio abierto hacia mediodía, donde junto con las superficies revestidas de yeso del lugar encontramos interesantes vanos con las caras interiores enjalbegadas con añil.
La parte superior es de ladrillo, con algunas saeteras y recorrida por frisos ornamentales en esquinillas.