Castillo de Alpuente

El acceso sólo podía realizarse por un estrecho sendero labrado en la propia montaña, que atravesaba tres puertas sucesivas, hoy desaparecidas.

También ha sobrevivido buena parte del conjunto de estancias y pasadizos subterráneos excavados bajo la fortaleza.

Al menos en sus momentos finales tuvo, como se puede apreciar todavía en el castillo de Chulilla, un alto parapeto que la transformó en un camino cubierto.

[1]​ El camino hace un zigzag que permite alcanzar la plataforma superior de la barbacana.

Se abre luego una zona explanada que, por la izquierda, sigue por la parte inferior del castillo.

Esta zona se caracteriza por una sucesión de estructuras subterráneas apoyadas contra la muralla musulmana, que fue realzada con una nueva construcción bajomedieval.

Entre ellas y la pared rocosa se aprecian restos de estructuras construidas en superficie.

[1]​ Se llega así a una nueva zona abierta en la parte norte, donde se conservan unas grandes cisternas de época bajomedieval y donde las excavaciones han documentado la existencia de viviendas en los siglos XI-XIII, al menos en su lado oeste, puesto que el este es un gran afloramiento rocoso.

[1]​ Toda la parte superior está construida sobre estructuras subterráneas que, al menos en su lado norte, son aljibes abovedados con respiraderos y pozo de acceso, enlucidos con almagra.

[1]​ Fuera del recinto de la fortificación, en la base de la roca dónde se asienta el castillo, aparecen seis piletas, con forma semiesférica, excavadas en la roca y abujardadas que quizá se utilizaron para fabricar municiones.

Recientemente, se realizó en ella una obra de consolidación a nivel superficial que, aunque permitió frenar el deterioro que sufría, desvirtúa estéticamente su imagen debido al tono del material cementante elegido así como a la aplicación del mismo.

[1]​ En línea con esta torre, y ya en el límite de la villa, se haya otra torre similar, aparentemente la última del recinto amurallado, siendo que a partir de ella, el propio cortado de la montaña crearía una barrera natural que dificultaría el paso al interior del recinto fortificado.

[1]​ Bajando desde el Ayuntamiento en dirección norte, encontramos diversos restos de la muralla, bastante fragmentada.

Se trata del lienzo conservado de mayor longitud, aunque su altura es variable.

Las imponentes torres que se conservan presentan un estado ruinoso, e incluso peligroso, debido a la pérdida de una gran parte de la mampostería, dejando a la vista y sin ninguna protección el tapial de su interior y quedando este expuesto a la intemperie, lo que en poco tiempo ha supuesto un importante deterioro.

[1]​ La fortaleza, construida por los musulmanes, siguió en uso tras la Reconquista cristiana por su estratégica situación fronteriza entre dos reinos, siendo reformada en profundidad durante las Guerras de la Unión del siglo XIV.

Por ello, durante los ataques se destruyeron muchas viviendas y una parte importante de la iglesia.

Desde la puerta principal a primera plaza había cuadras laterales, que también eran cobertizos para guarnición, prisioneros y rehenes.

Polvorín socavado en la roca, se bajaba por una espiral y en él abundantes municiones para cañón y fusil, aumentadas por el trabajo de ocho hombres, que se dedicaban sin descanso a la fabricación de cartuchos.

El ayuntamiento está alojado en una antigua torre de la muralla.