Está rodeado por un parque de 3.2 km² que antiguamente era utilizado por los obispos para actividades cinegéticas y actualmente está abierto al público.
Según algunas hipótesis, los barcos españoles que transportaban los cuadros fueron atacados por navíos ingleses que obtuvieron de esta forma las pinturas.
El Príncipe-Obispo Trevor las compró en 1756 a un rico comerciante judío llamado James Méndez.
Alrededor de 1183, el obispo Hugh Pudsey fundó una casa solariega en este sitio.
[3][4] El obispo de Durham, Anthony Beck, que trasladó su residencia desde el castillo de Durham a Auckland, convirtió más tarde la mansión en castillo.