En el siglo VI a.c., los romanos situaron en su cima Julia Opta (en castellano actual, 'recinto fortificado' o 'plaza fuerte', dando constancia al carácter fortificado del asentamiento) del cual aún queda algún resto.
Este asentamiento romano tuvo cierta importancia debido a la explotación del yeso especular, muy abundante en la comarca.
Ya en el siglo VIII los bereberes llegan a la antigua Julia Opta y sobre sus restos Al-Mutamid, rey taifa de Sevilla, funda en el siglo IX Wabda (en el castellano actual 'río' o 'valle', dando referencia al valle del río Borbotón hacia el que se extiende Huete) y se levanta la alcazaba sobre el cerro de Álvar Fáñez.
El desplazamiento al sur del frente de batalla entre los reinos cristianos y los musulmanes dejó en un segundo plano, por inutilidad, el castillo de Huete cayendo en el incipiente abandono en el cual se encuentra en la actualidad.
Tan solo quedan algunos muros en pie, restos de la muralla que circundaba el pueblo y el torreón reconstruido en el extremo sureste, así como algunas dependencias en su interior correspondientes a silos, aljibe y canalizaciones.