Tras la ejecución de Fernández Coronel, el castillo fue cedido a doña Beatriz, hija ilegítima de Pedro I. Juan II quedó sitiado en el castillo por las tropas del infante don Enrique, que más tarde sería rey, en diciembre del año 1420.
La fachada sur da a un terreno llano, lugar donde debían concentrarse todas las defensas posibles.
Este prolonga la barbacana exterior, que también tiene almenas y aspilleras en piedra caliza.
A través de ella y por tres puertas y una poterna, se llega al espacioso camino de ronda que rodea casi la mitad del edificio principal.
Esta última posee saeteras y cuatro matacanes de ladrillo, y se halla unida a la torre mayor, en el interior del recinto, que también poseyó matacanes.
El interior se conserva completo, hay dos silos o cisternas subterráneos de gran capacidad.