Fue calificado como uno de los más fuertes del Reino de Valencia por sus gruesos muros, fuertes torres y espaciosa plaza de armas, en la que se dice podían formar hasta 2000 hombres.
[1] Tras haber sido donado por el rey Jaime II de Aragón a la recién creada Orden que llevaría el mismo nombre de Montesa, el recinto del castillo fue reconstruido y ampliado.
En 1347 la Orden de Montesa compró a Pedro IV de Aragón numerosas villas y castillos, con lo que la Orden pasó a ser dueña del Maestrazgo.
Siete años más tarde, el 1 de noviembre de 1755, y durante la celebración de la eucaristía, se produjo un nuevo movimiento sísmico que provocó el pánico entre los oficiantes y fieles que llenaban la iglesia del castillo.
Y tras esos sucesos el castillo quedó abandonado, aunque sus restos fueron declarados monumento arquitectónico-artístico en 1926, durante el reinado de Alfonso XIII.A finales del siglo XX y principios del siglo XXI se realizaron diversos trabajos arqueológicos, seguidos de obras de consolidación e incluso restauración, cuyo pináculo fue la reconstrucción de la sala capitular del castillo.