De las ruinas existentes del castillo destaca una torre cilíndrica, sólo en los sellos utilizados en el municipio se hallan elementos suficientes para atisbar lo que fuera su composición primitiva.
Sobre un plano que sobresale lateralmente de la obra, en sus extremos hay representadas dos torres más pequeñas que podían hacer alusión a las atalayas con las cuales conectaba el castillo, algunas de éstas todavía en pie.
Más tarde, los romanos la ocuparon en la época del emperador Vespasiano, trasladándola en el año 78 de nuestra era al enclave actual con el nombre de Sabora Flavia, conservándose el castillo en el mismo sitio como defensa.
Durante la dominación visigótica se mantiene su uso defensivo, pasando más tarde a poder de los musulmanes que reedificaron y consolidaron la fortaleza, cambiando el nombre a Cañete, debido a la cañería que hicieron para llevar el agua desde Valla hermoso hasta el castillo, en sustitución al sistema de aljibes, muchos de los cuales se conservan, aunque cegados.
Un nuevo ataque moro en 1482 la rinde a éstos brevemente, según describe la crónica de Pulgar, conquistándola ya definitivamente para el cristianismo, el adelantado Pedro Enrique y Rodrigo Ponce de León.