La paz se estableció hasta 1267, cuando el maestro de la orden, Otto von Lutterberg, pacificó la región y concluyó un tratado con los curonios.
Sin embargo, las congregaciones no querían someterse ni a Polonia ni a Curlandia, sino que pidieron al rey Federico II de Dinamarca que protegiera el monasterio.
La gran torre del castillo fue volada para que no sirviera a los polacos como objetivo durante un asedio.
Los edificios iban a recaer en Polonia, pero tenían que pagar al rey de Dinamarca.
Entre 1976 y 1977, el arqueólogo letón Ēvalds Mugurēvičs realizó excavaciones en el área del castillo de Piltene, que revelaron fragmentos de los terrenos del castillo, una zanja y un puente.