[1] Su característica más sobresaliente y que la hace diferente al resto de las ciudades del universo real, es que cuando sus habitantes se ven turbados por una emoción o preocupación general, la ciudad levita, flota en el aire y comienza a elevarse.
Atávica disputa, la lucha entre las dos ciudades deja en la sombra las rencillas de los hombres que las habitan.
[5][6] Torrente Ballester abre con Castroforte un modelo de urbanismo fantástico más cercano a Avalón que "la opresiva realidad de una España claustrofóbica, dogmática e intolerante, dividida e irreconciliable", presente en otras ciudades imaginadas como la Orbajosa de Galdós.
[7] En el plano geográfico-administrativo Castroforte del Baralla, enfrentada al centralismo de Madrid, ya en el siglo XIX se proclamó por primera vez Cantón Federal Independiente, estatus que reclama durante la Segunda República Española, llegando a enviar a su presidente, Manuel Azaña, un telegrama con el siguiente texto:
analiza y define así su ciudad, en un breve diálogo final con Julia: A modo de telón el propio escritor concluye: