Poco después, en 1801, se convirtió en la única catedral al abolirse la diócesis de Hólar.
La catedral ha sido además escenario de importantes eventos históricos del país; ahí se celebró en 1874 el establecimiento del Reino de Islandia, que daba soberanía a la isla, y se entonó por primera vez el himno nacional.
Además de su uso religioso, albergó temporalmente los archivos nacionales hasta 1881, cuando fueron trasladados a la Casa del Parlamento.
Su planta es alargada, de tres naves, que limitan por el oeste con un vestíbulo y por el oriente con el pequeño coro, donde se encuentra el presbiterio.
En el extremo oriental se encuentra el sencillo coro, de iguales dimensiones y decoración que el vestíbulo.