Nacida en Poitou, fue hija de Martin Bellier.
Descrita como una mujer inteligente y conspiradora, fue compañera de confianza de la reina viuda regente.
Pese a ser conceptualizada como físicamente fea, la baronesa tuvo numerosos amantes, entre ellos el arzobispo de Sens.
Bellier recibió el encargo por parte de la reina viuda de seducir a su hijo Luis, de catorce años, con el fin de proporcionarle una educación sexual, logrando la baronesa hacer que el futuro rey perdiese la virginidad en 1652.
Esta relación sexual duró dos años, tras lo cual Bellier fue recompensada por la reina con una propiedad y una pensión de 2.000 libras, la cual empleó en la construcción del Hôtel de Beauvais.