Ceferino Ortega Mendoza

Desde muy joven trabajó como jornalero en la Hacienda de Santa Rosa Treinta.

Fue uno de los jefes zapatistas que se mantuvieron fieles a la causa hasta después de la muerte del caudillo del sur, Emiliano Zapata.

Se distinguió como uno de los más cercanos jóvenes del Caudillo Suriano.

Su carácter enérgico fue reconocido por el general Francisco Villa, cuando los dos convivieron en la Ciudad de México en 1914.

Fue dado por muerto en dos ocasiones, según informes del ejército carrancista, sin embargo, en las dos ocasiones logró salvar su vida gracias a las intervenciones del los médicos zapatistas Prudencio Casals y José Parres.