Celerífero

[1]​ Célérifère, es una palabra francesa compuesta por el sustantivo: célérité, «celeridad», con el sufijo -fère, proveniente del latín fero («llevar»), éste a su vez del griego antiguo φέρω, pherō.

Tuvo, en el siglo XIX, la acepción de vehículo veloz, generalmente tirado por caballos.

Era propulsado por una persona sentada a horcajadas, impulsándose con sus propios pies.

[4]​[5]​ El celerífero, entonces, precedía a la draisiana, llamada en Francia velocípede, cuya patente había sido presentada en 1817, por el joven barón alemán Karl Drais.

[7]​ El ciclista francés e historiador aficionado Jacques Seray fue el primero en afirmar, en 1977, que el celerífero no era sino una invención o malentendido de Baudry de Saunier.

El inexistente conde de Sivrac y su falso invento en una estampa de origen desconocido que ilustraba una historia de la bicicleta.
La patente original del celerífero presentada por J. H. Sievrac en 1817.