Fue inaugurado en 1907 por la Municipalidad capitalina para poner fin a la costumbre española de sepultar a los muertos en las iglesias.
Es considerado una “joya” de la arquitectura jujeña, donde se pueden encontrar diferentes estilos de creación a lo largo del tiempo.
El acceso es a través de un pórtico sobre una escalera de mármol sostenida por cuatro columnas toscanas.
Se puede realizar un interesante paseo por su interior y ver lápidas y mausoleos tan antiguos como el Cementerio mismo.
Allí están sepultados doce gobernadores de la provincia.