Al haber sido ampliado en más de una ocasión tiene una planta irregular.
Junto a esta edificación se encontraba lo que se conocía como “corral de los ahorcados”, allí eran llevados quienes «pecaban» en la muerte o las personas no cristianas.
Años más tarde (1874), durante época republicana, se construyó, para ello, un pequeño recinto llamado ahora “corralillo”.
[3] En el año 1927 el Obispado, el cual siempre había tenido en su cargo el cementerio, lo cedió al Ayuntamiento.
A día de hoy se está tratando de mejorar las instalaciones y adecuarlas a una posible musealización del mismo.