Fue inaugurado en el año 1832, obra del arquitecto municipal Casimiro Pérez de la Riva.
Fue clausurado una vez se construyó el cementerio de Ciriego, a finales del siglo XIX.
En un primer momento los enterramientos se realizaban en el antiguo cementerio, situado junto a la huerta del Convento de San Francisco, donde hoy estaría la casa consistorial.
En este cementerio se encontraba el monumento funerario en homenaje a la legión de Marinos Británicos que fue trasladado al Cementerio Protestante, sito en la Calle Cardenal Herrera Oria, e inaugurado en el año 1864.
Tres años más tarde, sus restos fueron trasladados al Cementerio de Ciriego.