Central Tejo (funcionamiento)

En esencia el funcionamiento de una central termoeléctrica es el siguiente: quemar combustible para crear vapor y, este a su vez, mover un turboalternador para generar energía eléctrica.

Empezaba ahora y aquí todo el proceso productivo de electricidad en la Central Tejo.

Después pasaba por los sinfines que lo elevaban a los silos mezcladores, los cuales almacenaban los diversos tipos de carbón para posibilitar una mezcla equilibrada para la buena combustión en la caldera.

Principalmente, la caldera estaba constituida por tres circuitos: el de agua-vapor, aire-humos y cenizas.

Del barrilete, el agua descendía por las llamadas paredes Bailey, es decir, las paredes situadas en la parte interna del horno de la caldera, diseñadas para mantener el calor en su interior y realizadas en hierro fundido con numerosos tubos verticales en su interior por donde discurría el agua a la vez que la vaporizaba.

Estas, eran transportadas en vagonetas hacia el exterior y depositadas en un silo llamado “skip das cinzas”, situado en la plaza del carbón.

El agua conducida hacia la caldera era totalmente pura y circulaba en un circuito cerrado; al contrario del que se podría deducir a priori, la central no utilizaba el agua del río Tajo para vaporizarla sino que esta provenía de la red urbana.

Con esta temperatura, solo quedaba meter el agua a una cierta presión antes de conducirla hasta las calderas.

Desde esa caja el vapor, pasando por los venturis, entraba en la primera aspa, donde se expandía, adquiriendo una gran velocidad que ponía la turbina a 3000 rpm.