Los ocupantes defendieron que el espacio pertenece legítimamente a los vecinos y vecinas de Sants, oponiéndose a hacer edificios de viviendas privadas, abandonando así su uso público.
Funciona por consenso, de una manera horizontal, es decir no jerárquica, sin representantes, mediante la "responsabilidad colectiva".
Can Vies ha sido matriz, nexo de unión y paraguas de varias iniciativas sociales y culturales que han echado profundas raíces en el barrio.
Durante el desalojo más de mil personas se congregaron para demostrar su repudio.
Can Vies para participar activamente en su reconstrucción, con ayuda de obreros, bomberos y arquitectos.