En 2023 fue elegida como la mejor película de la historia del cine por la revista Sight & Sound que publica el British Film Institute cada 10 años.
[4] Akerman señaló que a los quince años, tras ver Pierrot le fou (1965) de Jean-Luc Godard, decidió rodar ella misma.
Enseguida lo abandonó, realizando con sus ahorros un cortometraje de 13 minutos, rodado en 35 mm y blanco y negro: Saute ma ville (1968), con una joven como protagonista (ella misma como actriz) enfrentada a una relación conflictiva con las cosas cotidianas.
[6] Ese mismo año se trasladó a Nueva York, donde permaneció hasta 1972.
Vio cine independiente, especialmente de Stan Brakhage, Jonas Mekas, Andy Warhol y Michael Snow.
Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles (1975), alabado por el New York Times como "la primera obra maestra del feminismo en la historia del cine";[7] trata de momentos intimistas en las rutinas de una eficiente ama de casa que se ve obligada a prostituirse para poder vivir con su hijo.
[3] Muy pronto, en 1978, concluyó Las citas de Anna, un filme destacado por su belleza y precisión.
Akerman siempre rechazó, pese al carácter escogido de su obra, que su cine se escondiera en guetos.
Esta visión medio en fuga repercute en su modo de contar las relaciones amorosas: no solo en los malos encuentros, de su filme experimental Je, tu, il, elle (1974), sino ya en Las citas de Anna (Les rendez-vous d’Anna, 1978), en Toute une nuit (1982) o en Nuit et jour (Noche y día, 1991).
La propia directora hace de protagonista en L’homme a la valise (1983), y se recluye durante semanas en un habitáculo minúsculo (como ya hizo en Saute ma ville) donde vive, se refugia y vigila lo que ocurre en el exterior: sus vecinos vienen a ser representantes del mundo.
Entre sus referencias parecen encontrarse el pintor Edward Hopper y artistas como Warhol, además de Godard.