No es bueno alojarlos en un espacio más reducido porque pueden aparecer problemas de agresividad entre ellos.
La voladera es más recomendable porque incluso se puede poner un macho con dos hembras al mismo tiempo.
Comienza a mediados de febrero, se les separa con una rejilla divisoria para que vayan conociéndose.
No es necesario reemplazarlos por otros de plástico porque ella empieza a incubarlos al poner el último huevo.
Ellas seguirán pidiendo el alimento a sus padres y no sufrirán agresiones por parte del macho o que la hembra les arranque las plumas.
Conviene agruparlos por edades, en grupos de cinco o seis, en voladeras espaciosas.